Sus finas manos colgaban cual péndulo a sus pasos perseguidos de una calma infinita, afirmadas de sus delgados y dañados brazos, su deambulante figura pasaba ,segura ,frente a los ojos casi invisible, casi inadvertida, como un camaleón camuflado.Sus pies calzos de la mas fina manufactura, no permitieron a su andar siquiera el crujir del parquet, como si todos los sonidos se abrieran paso, como si se hubieran detenido en el instante y nos diera la instancia, quienes notamos su presencia, de apreciarle y extrañamente enamorarnos ante su figura, sin nunca más quitarle los ojos de encima, para nunca más olvidarnos.
Bajo esa hipnosis, y de lo que provocaba a los demás muy consiente, se preparaba para reptar hacia quienes distraídos parecían ,tomarse un tiempo y analizar nuevamente su entorno, bajar a media nariz sus lentes de sol y clavar la profunda mirada, dar una sonrisa con confianza en respuesta a su elección de presa, moverse cercano y sin sonido, y sin respirar, y sin músculo alguno, lograba acercarse tanto que podía tocarles el alma y con el hechizo de sus péndulas manos, tomar para si lo que quisiera.
Bajo esa hipnosis, y de lo que provocaba a los demás muy consiente, se preparaba para reptar hacia quienes distraídos parecían ,tomarse un tiempo y analizar nuevamente su entorno, bajar a media nariz sus lentes de sol y clavar la profunda mirada, dar una sonrisa con confianza en respuesta a su elección de presa, moverse cercano y sin sonido, y sin respirar, y sin músculo alguno, lograba acercarse tanto que podía tocarles el alma y con el hechizo de sus péndulas manos, tomar para si lo que quisiera.