nos dormimos durante infinitas conversaciones, cansados del agetreo de nuestras familias, pero ya no podiamos mantener nuestros ojos abiertos. Apoyé mi cabeza en tus faldas, mientras respiraba tu hermoso aroma, tus manos acariciaron mis hombros y mi espalda, descansé muy parecido a como descansaba en las faldas de mi madre, pero no eran sus manos eran las manos de gata ...... las mismas que respiran el placer que me dan día a día....